viernes, 16 de abril de 2010

Apuntes sobre La primavera salvadoreña recuerda España, de César Ramírez























André CRUCHAGA



Nos congregamos aquí para celebrar el advenimiento de una nueva obra literaria en El Salvador. Se trata, después de largas e intensas horas de trabajo digno, de la novela La primavera salvadoreña recuerda España. Esta obra de César Ramírez “emerge no sólo como superación de la línea monológica sino como intersección entre la línea monológica y la línea dialógica de la literatura universal. Esto se manifestaría en la conjunción de géneros altos con géneros bajos, primero, y segundo, en la interfertilización de los discursos” [Manuel Jofré, Universidad de Chile, Facultad de Filosofía y Humanidades]. Dedicarse a la literatura en nuestra patria es arriesgarse a caminar en un desierto. En fin, el país cultural nuestro es así, la cultura de lo real frente a lo ideal, así. De ahí en el mejor de los casos, escribir es un acto de catarsis y libertad, de revelarse —ejercicio de la libertad para desvelar los acontecimientos, en este caso de la historia reciente de nuestra patria con sus coágulos visibles de sufrimiento y estoicismo. Con razón la escritora Jhumpa Lahiri afirma que la literatura nos sirve para "entender la parte más difícil de la vida".

La primavera salvadoreña recuerda España, nos introduce a ese mundo de salvajismo y exterminio en el que hemos vivido; es la porcelana del país de la noche, el corazón interminable de la diáspora social y política. Es la historia con sus pulsiones y luchas. De ahí esa necesaria polifonía de la obra (usada por Dostoievski y Milán Kundera) de la verdades ocurridas y construidas por el escritor. En ella están los personajes que conocemos y con los que alguna vez hablamos. “De esta circunstancia se genera una novela que es una conjunción de géneros discursivos y literarios antiguos, como la biografía (del héroe problemático) pero, sobre todo, es una novela de acontecimientos. Aquí pasan las acciones unas tras otras, se alternan y continúan las historias, se avanza en el espacio y en el tiempo y cambian los personajes, desarrollándose”.

“Ya se sabe el peligro que se corre cuando se atreve uno a no marcar el paso de la ortodoxia, tan querida entre quienes al parecer tienen por oficio la libertad de la imaginación y la rebeldía del pensamiento. Hay, por lo tanto, quien calla y otorga, quien firma estratégicamente algunos manifiestos, quien tal vez llega a darse cuenta de ciertos horrores pero elige callar”. César Ramírez ha preferido no callar. Es un ejercicio de ciudadanía poner la imaginación al servicio de la historia. La narración son las andaduras por todos los recovecos del país: dentro y fuera de su militancia, dentro y fuera del legendario Suplemento Cultural Tres Mil que es donde se gestó buena parte de estas vivencias.

Aún vivimos tiempos de sordidez y decadencia sin límites. Salvo los espacios que la literatura nos da para respirar. Una novela o un poema, siempre es una puerta que se abre frente a esos momentos desollados que nos toca vivir en cualesquiera de nuestras trincheras. Por eso resulta interesante destacar la línea monológica y la dialógica en esta novela. Como corolario hay que agregar el tema ético y político, sobre todo cuando articula y fusiona los diferentes sectores sociales de la vida nacional.

No es mi propósito hablar de la estructura de la novela de César Ramírez. Eso le queda de tarea a los estudiosos, a los académicos. Sí es importante, sin embargo, dejar constancia que César Ramírez despeja las brumas y recupera en el libro La primavera salvadoreña recuerda España, esos hechos que nos mantuvieron en vilo durante años, esos vestigios, ahora incorporados a la memoria. El discurso literario de César Ramírez es bondadoso y transparente. Su voz es la voz de los cuatro puntos cardinales: los recuerdos contados apasionadamente.

“Acá, —acota César— se perdieron muchas voces, uno extraña a los muertos, ama y reclama su recuerdo. Perdimos a hermanos y hermanas ahora son ausencia y lloras… la multitud te alcanza, has perdido tus alas y las armas libertarias, ganaste una nueva legalidad y una patria diferente”

Y en otro párrafo, pág. 574, continúa: “La guerra se llevó casi todo, se llevó la oración llena de santidad de un obispo venerable, estrechar su mano fue un milagro que guardas como un tesoro y aún lloras por algunos jesuitas portadores de luz en sus palabras, amas la imagen de esos virtuosos seres humanos, en ellos dos banderas: España y nosotros. Uno tiene ese sentido de sed por los muertos, te rodean desde sus propias distancias, están contigo, son parte del silencio y los espacios, no desaparecen nunca, son miles de miles. Uno tiene la edad de muchas generaciones, ese período de intensidad es un resumen de nuestra condición humana, tremendamente material y frágil. Al final te invade la nostalgia.”

Es triste reconocer —en palabras del autor—, que “La revolución está definitivamente muerta, dos veces muerta, una por todos aquellos que murieron por la realidad de la nueva fundación de la República y otra porque ahora esa palabra se pronuncia con cierta condición de vergüenza […] la realidad desnuda la historia. No queda nada de juventud y las armas, los residuos son esa multitud de políticos profesionales que luchan por su lugar en la burocracia oficial.” Págs. 575-576.

El autor asume, desde la primera persona, esta realidad lacerante. “Estamos sometidos a realidades impensables, a una condición económica en crisis. “Incluso las ilusiones se devalúan a diario. Existe una sociedad imposible” que sólo es posible digerir en los sueños.

Ciertamente la novela La primavera salvadoreña recuerda España, tardó en llegar, pero aquí está ahora, para volar, no en medio de los disparos de G3 de la época, no para cavar túneles y erigir postas, sino como creación de patria y ciudadanía. Y termino con el epígrafe que acertadamente ha puesto César Ramírez como entrada al libro, tomado de Rerum et Novus: “Duro es el sopor de lo conocido, pero el insurgente defiende como león su visión del mundo, ese es el leitmotiv in extenso de nuestro ser”. Ya despojados de aquélla incertidumbre, demos la bienvenida a este universo que ha construido César Ramírez a través de la palabra.


Barataria, 14.III.2010

3000 XX Aniversario





3000 XX Aniversario...link sitio homenaje

martes, 13 de abril de 2010

ला प्रिमवेरा salvadoreñअ, रेचुएर्दा Españअ विडियो ७



la primavera salvadoreña, recuerda España video 7

La primavera salvadoreña, recuerda España, video 6



La primavera salvadoreña, recuerda España, video 6

ला प्रिमवेरा salvadoreñअ, रेचुएर्दा Españअ, विडियो



La primavera salvadoreña, recuerda España, video 5

La primavera salvadoreña, recuerda Españअ, video 4



La primavera salvadoreña, recuerda España video 4

ला प्रिमवेर्स salvadoreñअ, रेचुएर्दा Españअ, विडियो ३



La primavera salvadoreña, recuerda España, Video 3

La primavera salvadoreña, recuerda España, video 2




La primavera salvadoreña, recuerda España, video 2

ला प्रिमवेरा salvadoreñअ, रेचुएर्दा Españअ विडियो



La primavera salvadoreña, recuerda España video 1

viernes, 9 de abril de 2010

Día de las madres, la primavera salvadoreña, recuerda España (26), antecedentes




César Ramírez, Caralvá


Este día desayunamos en familia.
Pequeñas cosas.
Grandes recuerdos, magia solar,
Pensar un día lejano… ahora.

El ejército tomo entre sus garras tu espíritu, mi padre y hermana
Mientras olfateaba mi rastro por la ciudad
La muerte bordeaba nuestras pieles… debemos anotarlo.
Salimos vivos por un milagro lunar.

En cada madre respira el génesis del cosmos
Madre de Júpiter, Madre de Dios
Compartir el pan
Alimentar la esperanza
Amor, tradición, tributo
Secuencia idéntica, agradecimiento, global.

Salve Madre
Mis manos infantiles tomaron las tuyas
Un día de mayo
Recordamos la vida… aún en préstamo,
Por tu alma en las nuestras,
Salve Madre… Salve.

novela la primavera salvadoreña, recuerda España (25)




Caralvá

Día 23 (1 día antes del 10 de mayo)

1 día antes del cierre del primer concurso On-Line, las diferencias entre los líderes y el resto de los concursantes es abismal, a lo mejor los clic significan accesos digitales de las naciones y somos la fotografía de los pueblos en Internet, ya conocemos esas fotografías, estamos cansados de la vida que jamás conocerán nuestros niños y niñas.
Las lecciones de este evento son formidables.
Aumenté el grado de comunicación con muchas personas, incluso con algunas que no sospeché solicitar un voto electrónico: perdí al vergüenza electrónica. Imité a Joan Baez y Bob Dylan en su tiempo de las Baskethouse; en general no tengo nada que perder, si esta interacción reproducía un nuevo continente literario y la ortodoxia de la literatura lo condenaba, al final una saga de amigos y amigas benefició con su apoyo una obra solo conocida por un resumen virtual, era una magnífica respuesta para la ortodoxia literaria, porque el objetivo después de todo tiene fines modestos, a la altura de la visión en cada escritor.
Ignoro si mis crónicas fueron leídas por otra persona, ni modo, así como es la sociedad, así es la literatura con un amplio horizonte irregular.
Este evento provocó en mis amigos y amigas la reproducción de viejas discusiones, una de ellas ¿por qué escribimos?, cada autor tiene una respuesta, en mi caso porque es insoportable trabajar al infinito y luchar con una obra inconclusa, un día debe terminar, aunque sea con la muerte sin “recordación”, la obra debe terminar, antes que ella termine contigo, no tienes escapatoria.
Sirva entonces esta condición para el “logos-epitaphio” de la primavera.
La condición de “primer” concurso on-line de novela, ha de implicar que nada antes de esta acción fue escrito, por lo tanto cualquier condición es inédita, en otras palabras es lo mismo que “hacer historia”… sin calificativos.
Así que debemos felicitar a los líderes por poseer un atractivo tan extraordinario que impliquen a más de mil votos electrónicos; con semejante poder de convocatoria, quizás es más fácil prescindir de una editorial, una iniciativa del autor tiene el éxito asegurado para las dos primeras ediciones o más.
Cualquiera que sea la respuesta, felicidades a tan notables autoras o autores, muy bien, el resto de concursantes un día desearíamos aprender sus métodos de marketing-literario.
Mañana.. la primavera continuará y cuando “recuerde a España” que sea en la memoria de aquél Consejo Superior Universitario asesinado por el Ejército, que fecundó la democracia en nuestra República de El Salvador, por eso la Primavera de la democracia salvadoreña recuerda su memoria, por eso nuestra primavera recordará sus nombres. Siempre habrá primavera junto a su memoria.
Es hora de la despedida.
Un abrazo, gracias por su apoyo…
Amigos y amigas hasta el fin de la primavera… y que nunca el invierno de la dictadura retorne a nuestra nación…
Desde El Salvador con afecto..

Nota: no importa cuantos votos conseguimos, su voto es suficiente para que la primavera nunca deje de vivir en nuestros corazones… y felicidades a todas las madres en su día

novela la primavera salvadoreña, recuerda España, (24)




César Ramírez, Caralvá

Día 22 (3 días antes del 10 de mayo)

Hace tiempo que cambiamos de espíritu.
Nos atrapa la materia.
Nos invade el sistema comercial bajo todas sus formas.
Incluidos en el vértigo dinerario, respiramos esperanzas en los momentos de silencio.
Entonces atrapo unos pequeños recuerdos de este mes de abril y la inicial luna del 8 de mayo.
Es viernes muy cansado, al pensar trabajar más allá de 8 horas.
Que magnífica pelea cotidiana, hablar solo versus gritar a las multitudes, entre ambas prefiero la estridencia, a fin de cuentas me escucharán con mínimo volumen, ellos acostumbrados a sus audífonos solo escuchan sus melodías hipnóticas.
Es el día 22 de esta aventura insospechada de pedir votos, ridículos votos por una novela, durante el siglo XX se suponía que solo los jueces literarios agrupados en un Petit Comité decidían el destino de una obra, ahora en el siglo XXI es la multitud quien decide.
Pero en el fondo tiene mucho de humor.
Votos por una novela, lo bueno es el arte de pedir un acto de voluntad, lo malo es la subasta de la obra. Los extremos de estas condiciones provocan escenarios fantásticos, incluso epifanías.
Es hora de despedirse o el inicio de otra fase comunicacional.
Tengo la leve impresión que esta acción sin precedente, no tiene la intensión de morir en este intento.
En aquél lejano siglo XX habría que esperar muchos años y proponer una obra, viajar a Europa, llenarse de amigos y amigas para lograr un mérito publicable; en el siglo XXI, no tenemos que proponer una obra sino colocarla en línea, llamar a los amigos y amigas por todos los medios de Internet y aún sin mérito literario, sino comercial: ¡publicar!; el dilema es clásico: la obra exquisita versus el éxito comercial…a lo mejor es democracia, sin demagogia… claro.
Como los antiguos romanos reclamo mi espada de madera: rudis como los legendarios gladiadores al otorgarles la libertad. Si, ahora creo que este pequeño sentido de libertad apenas se inicia.. ¿Cuándo puedo concursar en otro certamen de novelas on-line?
Este evento se ha convertido en un espectáculo de sangre, no dudo que muchos han pedido la muerte para muchas novelas on-line, especialmente las rivales líderes, pero nosotros hemos aprendido a vivir en este foro a pesar de todo.
Si… pasaremos a mejor vida literaria.
Pero siempre existen resurrecciones, especialmente en primavera.

novela la primavera salvadoreña, recuerda España (23)



César Ramírez, Caralvá

Día 21 (3 días antes del 10 de mayo)

Que tengo que contaros caros amigos y amigas entrañables.
Elucubrar sobre escribir que no sepáis y hacer el ridículo cual pequeño mensajero de bufón cabildero.
Podéis pedirme la métrica del norte o una brújula esencial para mi puerta calabozo, pero os pido un anuncio limosnero para una pequeña novela anodina, si, habéis acertado: La primavera salvadoreña. En mis viejos pueblos mediterráneos puedo pronunciar “salvadorian”, buen latin, buen satin, que ese ritmo tintinero hace fácil el habla y seduce a los chicuelos.
He recorrido entre estos virtuales escenarios, largos caminos y sinuosos espejismos en la búsqueda de la esperanza, razón sin razón para vosotros, porque en esencia nos alienta más el amor que la ilusión y perdonad mis arrebatos, os hablo de corazón, el amor tiene distintos disfraces de las mejores excusas, pero no miente al dar la vida por la persona amada, no puede ser eterno porque solo el sol que nos calienta da muestras de serlo por muchas humanidades, sabedlo entonces, la persona que habla a nombre del amor, seguro que exilia el odio de sus pasos y merece ser escritos hasta en sus malos pasos.
Es tiempo de caminar, a falta de pan y trabajo, 3 días pueden ser el elixir supremo de la mejor fantasía, como en los viejos tiempos.. ¿Qué os digo nobles caballero y mágicas princesas? viejos tiempos, los tiempos no son viejos, la imagen perdura, el cielo permanece, la fuerza se impone y la humildad prevalece, vosotros también permanecer en la templanza… es un valor del alma olvidado, como otros artilugios que consideráis obsoletos, vetustos, caducos o mejor rancios.. parece que os hablo de este día, os invito a caminar sobre este nuevo caballo virtual sin nombre, que un día debe poseer un nombre elegante y orgulloso, debéis pensar junto al mar de la ciudad, en un nuevo caballo con el alma más vieja del mundo: leal a su amo y tan valiente como vuestra palabra.
Ayer os dije que la puerta cerrada vencía la transfiguración posible, pero omití expresaros que en medio de mi cadalso cibernético, pequeñas luciérnagas invaden mis tejidos, la puerta continua con sus rocas grises, invoco entonces a Gladius con su verbo en romanza, a Efesius de Alejandría dueño del dócil y estridente rigor latino, por que vosotros debéis conocer que al final del destino tus mayores siempre están con sus mercedes, entonces la estéril puerta abre un pequeño resquicio.
Ahora podéis iniciar de nuevo vuestro camino, sin oscuros senderos de transmisores, transformados.
Es primavera… en algún sitio recordareis mis palabras.
Y si las olvidáis, estáis perdonados, cantaré mi binario tono estival, a vuestra salud.
Como ayer, mi voz debe abrir la puerta, perdonad mi resistencia a convertirme en ceniza cibernética.

novela la primavera salvadoreña, recuerda España (22)



César Ramírez, Caralvá

Día 20 (4 días antes del 10 de mayo)

La verdadera vencedora de la esperanza no es la muerte, es la puerta cerrada a toda transfiguración posible.
Puedes observar que las leyendas antes vivas y poderosas, chocan contra la muralla.
También puedes ver resbalar en gotas gelatinosas la acerada imagen de héroes intocables.
La puerta cerrada también sella los cuerpos uterinos que encierran poderosas semillas de vida, que no pasan más de su límite.
Que manera de recorrer la Odisea con ingeniería a la inversa, que forma de ver las entrañas del universo con tu óptica humanizada que encarna a Ulises.
Eres Ulises en las millones de historias que él no conoció en la puerta.
Ya no tienes buenas costumbres ante la puerta cerrada, el insólito encuentro hace que olvides que debes alimentar tus esperanzas, solo el pequeño calor de tus humildes oraciones te protege, nada más.
Dejas de tejer tus sueños, no más alfombras que emergen del sol y cuidan tus pasos, no hay más sueños.
Tu cuerpo firme y enérgico, quizás demasiado valiente para desafiar al Internet, comienza a vomitar frases incoherente de alegrías imaginarias, tus vómitos se convierten en bolitas que puedes lanzar contra la puerta, bolitas que al estrellarse provocan destellos luminosos iridiscentes, pero la puerta no cede y tu cuerpo comienza a llenarse de arañas cibernéticas, tus ojos, tus manos, la extensión más rigurosa de tu olvidado rictus triunfal se convierte en un cable tecnológico y se cae tu red externa.
Demasiado poder pleural de cibercafés tercermundistas, demasiado furor de legiones perdidas en el desierto que no recordaron tu nombre frente a la muralla, porque solo eras un punto remoto del universo… ahora quizás un link olvidado.
La puerta te invade con su semblante frío, tiene en su mejor cielo, cables y más cables, gigantescos procesadores de datos, una auténtica prisión algorítmica.
Oscuros senderos de transmisores, con tarjetas infalibles de tu voz, ahí estas, el camino se inicia en esa puerta, allá el sol, acá tu encendida pantalla de matemática binaria.
Mi memoria recurre a los innombrables, bajo el canto de la felicidad más infantil y deseo pronunciar: 01, 001, 1001, 0101100… para iniciar mi secuencia de ignición frente a la puerta.
Es primavera… en algún sitio alguien recordará.
A falta de 4 días la puerta intenta sellar mi destino.
¿Qué historia puede ser esta? Con tanta amargura cibernética, tan virtual como el palpitar de una remota cantante inglesa que surge de un clic y conquista al mundo.. Susan Boyle.
Acepto un clic a cambio de…
Pero me niego a desistir, en algún lugar de la prisión cibernética debe existir una salida, la puerta es solo la entrada.
Creo que cantaré… un canto binario.
Y mi voz debe abrir la puerta, para no convertirme en ceniza cibernética.

novela la primavera salvadoreña, recuerda España (21)



César Ramírez, Caralvá

Día 20 (4 días antes del 10 de mayo)

La verdadera vencedora de la esperanza no es la muerte, es la puerta cerrada a toda transfiguración posible.
Puedes observar que las leyendas antes vivas y poderosas, chocan contra la muralla.
También puedes ver resbalar en gotas gelatinosas la acerada imagen de héroes intocables.
La puerta cerrada también sella los cuerpos uterinos que encierran poderosas semillas de vida, que no pasan más de su límite.
Que manera de recorrer la Odisea con ingeniería a la inversa, que forma de ver las entrañas del universo con tu óptica humanizada que encarna a Ulises.
Eres Ulises en las millones de historias que él no conoció en la puerta.
Ya no tienes buenas costumbres ante la puerta cerrada, el insólito encuentro hace que olvides que debes alimentar tus esperanzas, solo el pequeño calor de tus humildes oraciones te protege, nada más.
Dejas de tejer tus sueños, no más alfombras que emergen del sol y cuidan tus pasos, no hay más sueños.
Tu cuerpo firme y enérgico, quizás demasiado valiente para desafiar al Internet, comienza a vomitar frases incoherente de alegrías imaginarias, tus vómitos se convierten en bolitas que puedes lanzar contra la puerta, bolitas que al estrellarse provocan destellos luminosos iridiscentes, pero la puerta no cede y tu cuerpo comienza a llenarse de arañas cibernéticas, tus ojos, tus manos, la extensión más rigurosa de tu olvidado rictus triunfal se convierte en un cable tecnológico y se cae tu red externa.
Demasiado poder pleural de cibercafés tercermundistas, demasiado furor de legiones perdidas en el desierto que no recordaron tu nombre frente a la muralla, porque solo eras un punto remoto del universo… ahora quizás un link olvidado.
La puerta te invade con su semblante frío, tiene en su mejor cielo, cables y más cables, gigantescos procesadores de datos, una auténtica prisión algorítmica.
Oscuros senderos de transmisores, con tarjetas infalibles de tu voz, ahí estas, el camino se inicia en esa puerta, allá el sol, acá tu encendida pantalla de matemática binaria.
Mi memoria recurre a los innombrables, bajo el canto de la felicidad más infantil y deseo pronunciar: 01, 001, 1001, 0101100… para iniciar mi secuencia de ignición frente a la puerta.
Es primavera… en algún sitio alguien recordará.
A falta de 4 días la puerta intenta sellar mi destino.
¿Qué historia puede ser esta? Con tanta amargura cibernética, tan virtual como el palpitar de una remota cantante inglesa que surge de un clic y conquista al mundo.. Susan Boyle.
Acepto un clic a cambio de…
Pero me niego a desistir, en algún lugar de la prisión cibernética debe existir una salida, la puerta es solo la entrada.
Creo que cantaré… un canto binario.
Y mi voz debe abrir la puerta, para no convertirme en ceniza cibernética.

novela La primavera salvadoreña, recuerda España (20)




César Ramírez, Caralvá

Día 19 (5 días antes del 10 de mayo)

Aquella historia no era tal, recurría a los más extraños autores y autoras.
Forjado como un documento de notas, pasó de mano en mano, de camino en camino, con la tradición de cuido y resguardo sacramental que poseen algunos pueblos.
El respeto por las notas es una tradición notable en los pueblos caucásicos, fruto de su largo sentido de pertenencia, pero con el respeto por aquél desconocido que se tomó el trabajo de anotar unos capítulos de la obra.
Algo parecido acontece en nuestros días.
El concurso novelas on-line es parecido a ese elemental camino.
Los autores colocan sus obras y son visibles por el planeta, uno puede preguntarse ¿tanto trabajo? ¿tanto sufrimiento para elevar la novelita hasta el ciberespacio y luego…?
Son las nuevas reglas del capitalismo mundial.
En mi caso a 5 días del cierre del evento, he disfrutado cada día con la perspectiva de un “voto”.. algo solitario me siento, pero acompañado de todos los lectores y lectoras que han apoyado mi “novelita”.
Debo agradecerles ahora, si porque ya pasamos de 100 votos, maravilla de maravillas, con esa cantidad ya no cabemos en un taxi, ni en los colectivos de la ciudad, ya es de pensarlo y si fuera mi funeral… las cuentas en tiempos de crisis son alarmantes.
Pero nos alcanza para una buena fiesta.. muy divertida por cierto..
Novelas on-line, el curso de colisión más empedernido e irreverente contra el papel físico de los libros tradicionales, confieso que he disfrutado cada día con este evento “único” y he dormido junto a mis viejos libros casi con nostalgia, ellos como los mejores amuletos contra mi destino, tiene sabor a benefactores con alas de buena fortuna.
Mi habitación esta tapizada de libros, tanto que mi mujer los detesta, yo les hablo por cada insulto que reciben, casi les pido perdón. No crean que los libros son inocentes bloques de material impreso, pesan… y mucho, también son buenos almacenes de polvo.
Tomo uno de ellos:

“Horizonte

Este horizonte desnudo
¡cuánta marea verde quebrada por la luna!
¡cuánto incendio posible
Palpitando en el corazón de los cuatro soles!
Y este cielo inmenso
-sin ninguna estrella que asaltar-
¡cuánto horizonte desnudo!.”

Javier Alas

Y puedo seguir hasta el infinito con mis notas, infinitas notas.
Todo esta bien, pero no puedo hacerlo con la novela on-line por el momento.
Tiene sus límites.
Pero también tiene ventajas, algunas de ellas: no hay distancia, ni tiempo, ni exclusión, guauuuu, casi una religión; tiene un sabor a colectivo como un taxi, todos caben en sus asientos y viajar por acá por allá.
Es fácil engañarse con este medio, uno no sabe si en realidad tienes un número de votos, o tus familiares han hecho uso de la mejor voluntad para votar día por día, como un almuerzo obligado, pero ahí están.
Cualquiera que sea tu estado de ánimo en este momento, un día el mundo conocerá que tus letras legítimas, eran parte de un espíritu universal, con la amistad por bandera.
Eso ha sido este eventito…

vote por La primavera salvadoreña... faltan solo 5 días...

novela la primavera salvadoreña, recuerda España (19)




Día 18 (6 días antes del 10 de mayo)
Dodger: mi perro color champán

César Ramírez, Caralvá


Guau, guau, guau, guau, ese es mi perro Dodger, ahora es “perrito” un poco más grande, porque no ha crecido mucho, pero hace unos años era muy pequeño, así fue nuestro primer encuentro:
“En su cajita de cartón hay una bolita de pelos, nos reunimos a su alrededor para observar los movimientos de un pequeño cachorro con dificultades para mover sus orejas y abrir sus ojitos negros. Luego de un breve tiempo, duerme, llora y luego llora de nuevo, no resiste nada, ni las miradas, ni los ruidos, entonces vuelve a llorar.
Se orina como los cachorros y se asusta por todo.
Sus aullidos lastimeros tienen un tono agudo y tímido, llora: guuuua, guuuua, te conmueve cada lamento de ese cachorro.
Da un paso y se cae, mi mamá y mi papá le preparan su leche, ellos son un poco más fríos, pero también se entretienen en hablarle como si fuese un pequeño ser humano.
Poco a poco, Dodger fue creciendo, su etapa de cachorro pasó a ser la de un perrito juguetón y todo era juego, mordía todo: zapatos, ropa, perseguía las sombras, su cola y justamente su cola era parte de algo que no entendía porqué se movía tan cerca de él, entonces la perseguía confundiéndose en interminables círculos.
Por las noches le dejábamos en un pequeño pesebre, con sabanas viejas pero calientes, ahí permanecía en su caja, los vecinos nos odiaban porque decían que les ensuciaba sus jardines, en realidad habían muchos más perros y siempre creímos en la inocencia de nuestro Dodger.
Lo ven, ahora esta olfateando por acá, por allá, pasa olisqueando todo, pasa de un lado a otro por los mismos sitios que durante años.
Guau, Guau..
De seguro no saben que esta diciendo, pero yo si, quiere salir a pasear, caminar por acá, por allá, saltar y perseguir a los gatos.
Tiene las orejas largas, con grandes ojos marrones, con rizos color champán, su cola tiene un intenso color entre rubio y amarillo, cuando esta contento, mueve su colita de un lado a otro, muy rápido, el no habla con la cola, el habla con los ojos y también con unos sonidos que parecen más de gato que de perro, pero se entiende lo que dice.
Me llamo Andrea, tengo desde que era un cachorro a ese perro llamado Dodger, ese es un capricho de mis padres, le pusieron ese nombre como a mi y mis hermanos, los nombres que primero se les ocurrieron, simplemente no preguntaron y pum…el nombre.
Cuando Dodger llegó al barrio, todos los chicos llegaron a conocerlo, mis amigas que eran de la misma edad lo cargaban en sus brazos como a un bebé.
En realidad aquél perrito no podía caminar, solo gateaba, no podía sostenerse con sus patitas que eran exactamente como los peluches.
El barrio era un área residencial de niños y niñas, todos tenían nuestra edad, había de todo, Cindy “sin dientes”, Carlos “Enchilada”, Dina “pepina”, Roberto “Hamburguesa”, Juan Carlos “Juanca”, Jorge “llanta pacha”, René “Docker”, Mario “martillo”, Leidys “la gorda”…cada uno con muchas historias.
Leidys era una gran amiga, ella era huérfana, tenía una tiendita donde vendía de todo, especialmente refrescos, su madre no la mandaba a estudiar como a nosotras y la dejaba atendiendo la tienda todo el día, la pobre cargaba con todas las cosas de la tienda.
Leidys en ocasiones lloraba en las esquinas de aquél barrio de nombre Los Jardines y donde éramos vecinos de un sitio memorial llamado Jardines del Recuerdo.
En casa tenemos “vida de perros” por la severa austeridad con que vivíamos, por eso Dodger se sintió en medio de la manada cuando llegó a casa, para Dodger mi papá era el perro alfa, mi mamá bueno.. alfa dos y nosotros todos los alfetas del mundo. A Dodger lo vacunamos, lo controlamos, lo peinamos, parece un perro de ricos, pero no, solo es un perro pequeño y casi ornamental, pero hace mucho ruido si alguien no conocido se acerca, fuera de eso, es como una oveja, porque come pasto por las mañanas, en ocasiones pienso que el pobre es una oveja reencarnada en perro, porque sería muy difícil pensar en una oveja evolucionada en perro. Eso me lo confesó un día de nuestras acostumbradas caminatas, como por telepatía canina, “eso” que con el tiempo llega a una por imágenes.
Pero déjenme contarles algo de mi perro Dodger, ahora me habla: “GUAU, GUAU, GUAU”, que traducido al lenguaje humano es “vamos a jugar”,”vamos a jugar”., le explico que no quiero salir.
- No Dodger, quiero hacer mi tarea-
- GUAU GUAU. GUAU
- No, tengo mucho que hacer.
- GUAU, GUAU, GUAU
- Ya.. vamos pues.

Cuando sabe que ha ganado el juego, da saltos y saltos, corre hacia la puerta y regresa, luego de nuevo, hasta que alcanza la salida.
Al salir, Dodoger busca sus sitios preferidos, olfatea el vehículo, luego lo orina, se adelanta y corre al espacio.
Cuando salimos, él sale adelante, huele las flores de los vecinos, se mete en sus jardines para horror de las vecinas, quienes están seguras que mi perro es lo peor, es la herencia de todos los males del planeta, que ensucia todo.
Mientras camina, no tiene otra cosa que hacer que llevarme donde el quiere, no soporta el arnés, juega salta, ladra como todos los perros, pero también he visto acciones que no tienen otros perros, en ciertos momentos se entretiene viendo las flores del jardín, las observa con detenimiento, luego pelea con las abejas, ellas también son especiales, lo pican, sabemos que lo pican porque sale corriendo a otro sitio y se lame donde una abeja lo ha picado, en realidad eso duele, a todos en casa nos han picado, esas abejitas prueban nuestro sentido del dolor.
Poco a poco aquél cachorro, querido por todos los chicos del barrio, fue conociendo la zona, todos los rincones de aquél sitio infantil eran explorados por él, que le gustaba estar frente a la puerta como un gran perro guardián observando quién pasaba, en ocasiones ladraba con furia, evidentemente algunos chicos no era buenos con él, y cuando había que jugar, él estaba al lado de nosotros, corría por los campos, por las áreas verdes, por el parque, corría y corría en realidad era incansable, con sus orejas largas y peludas.
Poco a poco, crecimos juntos.
Muy cerca de nosotros vive mi abuela, ella tenía otra perrita llamada Kenny, era una Cocker Spanish, con orejas aún más largas que las del Dodger, así de tanto ir a visitar a mi abuelita, el perro conoció el camino y cuando nos buscaba se iba solo a casa de abuelita, ahí nos llamaban por teléfono anunciando que tenían de visita de nuestro perro, entonces íbamos él.
Así nos aventuramos a caminar por todos lados, era como uno de los nuestros, atento y alerta, cuando regresábamos del colegio, sabía que alguien esperaba por mi, ahí estaba con sus grandes ojos marrones, mirando fijamente la distancia desde la esquina de la casa, al ver la figura conocida, salía corriendo y saltando a recibirnos, era como si por primera vez nos encontráramos, al final no fingía la alegría que sentía por nosotros, a cada miembro de la familia lo recibía igual, saltando y corriendo, regresando al lugar de partida y de nuevo repetía su rutina, entonces parecía decir: “por fin, por fin,”, “ya llegaron, a jugar.. a jugar”, y nosotros por supuesto…todos a jugar, así se iniciaba la tarde.
En cierta ocasión caminábamos al borde de la calle, el Dodger siempre al lado nuestro.
Aquella era una tarde plena de sol declinante, con colores opacos y sombras que crecen lentas, el sol no quema, solo trata de reposar, mientras la brisa es escasa, uno puede ver en la distancia las nubes que son diferentes en sus formas, y sin prisa podemos tocar las montañas con un dedo, mientras la tarde tiende a dormitar imágenes vaporosas sobre el azul infinito; la calle tiene un color oscuro, es aburrida con su largo color negro, mientras los autos se lanzan a la intemperie de la velocidad, como verdaderas flechas de colores, su sombra zumba al borde de las aceras; ahí íbamos recibiendo la tarde, recorriendo los mismos senderos conocidos, mi Tía Nena junto a nosotros, no tiene prisa por llegar a casa, caminar es muy difícil, a ustedes les parecerá fácil, pero uno hace miles de cosas cuando camina, mira a un lado, ve las penumbras en las flores, los costados de la acera, todo lo que sigue intacto después que miles de autos que pasan por sus espaldas, también hay sitios verdes donde cientos de personas yacen en su último sitio memorial.
Existe una mezcla de sentimientos entre cada paso que avanzamos, la distancia se acorta con mucha fatiga en nuestros pies, mientras los recuerdos luchan con las realidades vigentes en este momento.
Entonces de aquellas caminatas imaginarias de mis destinos infantiles con un pequeño cachorro, me encontraba con un perro adulto en una autopista, uniendo sueños y distancias en plena realidad urbana.
Entonces de aquellos sueños al borde de su pequeño pesebre, donde dibujaba senderos y metas lejanas que algún día caminaríamos, llegaba la hora y la tarde imaginada, como profecía cumplida ahora.

Aquél momento era mágico, unía varios momentos de mis realidades, una al tocar mi plena fantasía con un perro transparente soñado, otro era como lo que durante años vi en películas y finalmente la realidad me hacía encontrar todos esos universos distantes en mi Dodger el perro más pleno de materialidad de mis mundos paralelos, con su amigable presencia junto a mi. Esas realidades besaban mis manos al tocar sus orejas o acariciar su piel, me alegraba que mi perro derrotara otras realidades con sus guau, guauu amigables.
La tarde irradia paz, velocidad y distancia, por un momento perdí de vista a Dodger, entonces sucedió el accidente, un auto atropelló mis sueños en plena autopista, un auto golpeó al perro en pleno centro de mi mejor fantasía, a lo largo de mi mejor acompañante de reinos diminutos, entonces le vi saltar por la furia de la velocidad irracional de un auto desbocado y mi dolor se confundía con la rabia de ir por mi perro herido, con la ansiedad de salvarle.
Aquella realidad liquidaba de golpe todas mis fantasías de muchos años, la realidad se imponía de nuevo.
Aquél golpe lo lanzó por los aires, cayendo a un costado de la acera, estaba completamente inconsciente, sin moverse, totalmente conmocionado.
Uno tiene entre los colores de la tarde y el desprendimiento de los sueños, etapas de confusión de emociones, dolor, llanto, furia, sueños agotados, lagrimas a mitad de gritos sin expresar, tiene el color de la tarde oscurecido de súbito, el sol no existe sin un amigo fiel que no corre más a tu lado, ni se mueve.
Aquella tarde, tuve que cargar a mi perro herido desde una buena distancia, le cargué de la misma manera que cuando era cachorro, no podía ni con el dolor de verle casi muerto e inconsciente, ni con la ansiedad de perderle; a pesar de ser un pequeño perro transportarlo se hace hacía muy difícil.
Llevar a un perro de la familia casi muerto entre los brazos, es cortar la distancia de los sueños a lo que tus brazos alcancen de ese pequeño perro agonizante. Entonces tienes a tu amigo infantil que es depositario de todos los sueños infantiles, herido de muerte por realidad de un auto que no se detuvo, entonces unes el infortunio con la muerte, en un triste final junto a tu perro.
Aquello era un final amargo.
Lloré antes de imaginar lo posible, las cortas distancias eran interminables, aquello era un encuentro con la oscuridad en un atardecer luminoso, se tiene la sed de comunicar y pedir auxilio, pero nadie responde, cargar un perrito entre los brazos es un desfile de miradas que se identifican contigo y aquél ser peludo de color champán.
Todos los chicos en el barrio se arremolinaron en mi entorno, me ayudaron a cargarlo, mientras mi perro conmocionado, apenas respiraba, se movía con dificultad. Estaba rígido y caliente, pero no podía abandonarle.
Los chicos preguntaban si estaba muerto, con fuerza me aferraba a la esperanza y me negaba a que sucediese lo peor, apenas escuchaba las voces del barullo en mi entorno, cuando finalmente llegué a casa, por fin lo colocamos en unas sábanas y aquello parecía una persona herida, todas mis amigas estaban con sus caritas tristes y preocupadas, el entorno respiraba lamentos mientras la noche emergía sin prisa.
Por fin, Dodger comenzó a moverse, entonces un grito de alegría se escuchó en casa, los chicos comenzaron a celebrar, mientras Dodger, comenzaba a recobrar algo de vida, se retorcía y aullaba de dolor, como mis padres llegaron, pronto resolvimos llevarle al veterinario, aquellos era una fiesta de despedida.
Al final mi padre le llevó y recibimos esa noche a Dodger vendado y sedado por el médico veterinario, pero sus movimientos era lentos y lastimeros.
Los cuidados que le brindamos ayudaron mucho, los chicos pasaban preguntando y el teléfono se inundó de llamadas, parecía que un hermano estaba enfermo, toda la familia pronto se enteró y llegó a verle, todas mis amigas y amigos parecían desear lo mejor con diminutos regalitos… poco a poco Dodger fue otra vez Dodger.
Las mañanas son más bellas cuando un pequeño deseo se realiza, ver a un pequeño perro vivo a pesar de todo, era una felicidad inmensa.
Dicen que el tiempo cura todo, ahora podemos dar fe de esa frase, el tiempo lo curo, claro el médico, mis amigas, todos los chicos y mis padres hicieron su parte, también el otro gran Dodger de los cielos le ayudó, porque estoy segura que allá en las estrellas debe existir un Gran cielo para todos los Dodgeres del mundo…
La vida es algo así como fotografiar lo que una quiere, así uno se alimenta del tiempo en cada momento por imágenes queridas, un parque con el bullicio de los chicos, el olor a pinos y gardenias, la mañana que tiene cantos de pájaros felices y colores azules, el sol intenso con brisas dulces por las mandarinas en flor, un perro llamado Dodger jugando con atrapar estrellas en medio de pequeños charcos de agua lluvia.
Aquél perro aprendió mil juegos, hacía otras interminables gracias, en él residía la inocencia de vivir sin prisa, sin preocupaciones, siempre al lado de mi madre o de nosotros, sus ojos tenían la profundidad de entender a la menor señal casi todo.
En aquella ocasión por las prisas de la casa, dejamos al perro solo en casa, con todo el pan de la semana sobre la mesa del comedor, nos fuimos cada quién por su rumbo, porque el estudio lo demanda o el trabajo lo impone, así la soledad de la casa acompañó al Dodger, aquél día desaparecieron los panes de toda la semana, pero al buscar detenidamente, un pan en cada una de nuestras camas estaba ahí, uno para cada uno, los demás desaparecieron, así comprendimos quién se los había devorado… nos causó tanta gracia pensar en la repartición de panes a su manera que nos morimos de la risa, no obstante le regañamos un poco. Solo un poco.
Cuando el tiempo pasa, una va comprendiendo muchas cosas que son diferentes, los tres perros que imaginé se unían en mi Dodger, en él veo a casi todos los perros del mundo, son seres ejemplares, el mío me despierta cuando me lame la cara sin que me de cuenta de ello, es tan sensible que sabe cuando estoy enferma, entonces echado junto a mi, espera mi saludo y mis atenciones, él sabe que debe estar junto a nosotros…Adivina nuestros pensamientos y cuando habla, bueno cuando ladra sabemos que dice: jugar, jugar, correr, correr y tiene tonos de felicidad…
Aquella tarde llegó ensangrentado por peleas con otros congéneres por perritas de los vecinos, se arman batallas y grupos de perros, todos los vecinos tienen uno, bueno la mayoría, otros los odian, pero cuando combaten, las luchas son intensas, simplemente luchan... el pobre llegó ensangrentado, le curamos sus heridas, creímos que moría de nuevo, pero no, después era el mismo, claro con evidentes marcas, pero igual.
Un perro es un centro de atención en la familia, al tocar su piel peluda, semejante al terciopelo, se siente caliente y agradable, se tiene una sensación de tranquilidad y amistad, entonces hay cierta interacción entre amo y perro, como producto de una larga alianza entre dos seres vivos de este planeta.
Creo que las familias que tienen perros, tienen un pequeño ser que les guía en las esperanzas por un mundo en paz, porque ellos tienen en sus ojos ese pensamiento incondicional.
Ahora toco la piel de Dodger, es tersa porque le bañamos cada semana, su olor ha cambiado, es fuerte pero no desagradable, a lo mejor nos hemos acostumbrado al olorperro, pero no, en realidad le bañamos, se pone a temblar y gime como cachorro, al final, salta como conejo, a pesar de ser perro y corre por la casa, esta feliz de haber pasado el susto del baño, cuando toco sus patas veo que las tiene lastimadas, sucedió cuando en otra ocasión al salir corriendo junto a mi, un auto le atropelló, era la segunda ocasión que sucedía, sus aullidos eran terribles y al verle en el andén de la calle sangrando, no podía menos que intentar cargarle de nuevo, un vecino llamado Juan Carlos, pero nosotras le decíamos Juanca, me ayudó, eso fue lo mejor del mundo, le llevamos de nuevo a casa, el perro se movía y lloraba, creímos en un fin exactamente de perros para mi pobre Dodger.
De nuevo se formó la expectación en el barrio, parecía que todo se repite, como un año solar, aquella experiencia fue más dolorosa, para nosotros y para el perro, solo que mucho peor, mi padre le llevó al veterinario donde lo vendaron, lo curaron, lo sedaron y una tuvo una gran atención, pasó días sin comer y solo se lamía su herida, cada semana le curábamos y le inyectamos
sus antibióticos, aquellos días la casa apestaba a curaciones de hospital, nada agradables por cierto, teníamos que rociar el ambiente con desodorantes para eliminar algo de aquél olor, pero poco a poco, mi perro se fue recuperando, poco a poco casi al ritmo del crecimiento de una rosa, como ella tímidamente desde su sitio sin hacer ruido, fue poco a poco avanzando hacia su propio universo, después de algún tiempo al encontrar una rosa plena en el jardín uno ama su belleza y su paciencia, de ese modo al recuperar a un perrito mal herido y verle recuperarse uno no tiene más que ser humilde ante esos pequeños milagros.
El tiempo ha pasado, mi perro me espera cada día que regreso a casa, pero nos recibe igual a los miembros de la familia, se alegra de vernos, entonces ladra: gua, guau, guauuu, en otras palabras dice: hola, hola, hola, para los que no entienden el lenguaje perro.
Por las tardes, cuando veo las flores y mi perro esta junto a mí, toco sus orejas y pienso que la vida sería bastante insoportable sin mi Dodger, es leal, amigable y tiene todo el tiempo del mundo para jugar, jugar y jugar, en él se reúnen todos los perros del mundo, aquél que veo por la televisión, el que salva las muchos vidas en medio de las nieves, el que salva a su amo de los lobos, el que salva la vida de Juan Bosco, el que acompaña en el camino al más pobre de los seres humanos y no le abandona, ese es mi perro, que bajo su disfraz de animalito con nariz grande y helada, estoy segura se esconde un pequeño ángel… ese es mi perrito Dodger y deseo que todos tengan uno como el mío, para que con su compañía el mundo sea un poco más feliz.
Guau, guau, guau... le oyen... vamos a jugar.

novela La primavera salvadoreña, recuerda España (18)



César Ramírez, Caralvá

Día 17 (7 días antes del 10 de mayo)

Mes de mayo, la primavera en su esplendor.

Este mes casi es todo, incluso casi perece la poesía.

Origen maya del día de la cruz de Barbara W. Fash & William L Fash, Salvando el pasado maya para el Futuro.. Copán: Sobre la orientación arquitectónica de los centros ceremoniales mayas:

“El edificio se planeó con la idea de reflejar los conceptos centrales de la visión del mundo Maya. La entrada representa una boca estilizada de una serpiente mítica (6), simbolizando un portal entre dos mundos. A medida que la gente procede a través del túnel (7) experimentan la sensación de entrar en otro tiempo y lugar. La entrada también evoca los túneles que los arqueólogos excavaron para descubrir las previas construcciones enterradas dentro de las bases piramidales de los edificios Maya.
Alineado con puntas de compás, el edificio de cuatro caras refleja el orden horizontal del antiguo mundo Maya, en el que las cuatro direcciones cardinales y el recorrido anual del sol eran fundamentales. El número cuatro era asociado con el Dios Sol y con los perímetros de un milpa, o campo de maíz.”
Sobre las casas y la Cruz:

“ En las áreas rurales, las viviendas todavía se diseñan y construyen como hace dos milenios. Paredes de adobe y cañas están cubiertas por tejados de paja o de palma, y el recinto de cada familia consiste de tres o cuatro edificios pequeños agrupados alrededor de un patio central. Una estructura sirve como dormitorio; otra es la cocina; una tercera sirve como cuarto de almacenaje para el maíz, las judías, y otras mercancías; y una cuarta alberga una capilla. Encima de la capilla hay una cruz, pero incluso este quintaesencial símbolo cristiano tiene homólogos pre-colombinos en el arte, la escritura, y la cosmología de los antiguos Maya. Se quema incienso en el altar en incensarios de cerámica semejantes a los encontrados en los antiguos altares y capillas.
Otros aspectos de la cultura tradicional incluyen la creencia en espíritus que residen en la las montañas y riachuelos, e incluso en las ruinas del centro dinástico de la Acrópolis de Copán. Algunos de estos espíritus, que llevan nombres Maya y Nahuatl (Azteca), pueden reconocerse en esculturas de cerámica y piedra recuperadas en las excavaciones arqueológicas. Como en otras comunidades Maya más tradicionales, la gente de Copán se toma estos espíritus sobrenaturales y ancestrales muy seriamente. Sacrifican gallinas en las ceremonias de dedicación de sus casas y cuando plantan sus campos de maíz, judías, y calabazas cada Mayo. El 3 de Mayo, Día de la Cruz, una procesión superficialmente católica se dirige hacia una cruz de cemento en lo alto de la montaña más cercana, con la esperanza que la devoción traerá la lluvia de la vida.”
Este mes casi es todo...
Este día inicia la llegada de las lluvias.
Para los mayas existen cuatro primeros hombres definitivos, según el Popol Vuh, estos señores podrían figurar 4 puntos cardinales: Balam-Quitzé, Balam Acab, Mahu Cutab e Iquí-Balam.
“vosotros seréis invocados los primeros, los primeros en levantaros, y seréis adorados los primeros por los hijos esclarecidos, por los vasallos civilizados. Vuestros nombres no se perderán. Así será”. “Y se consolidó su corazón”. “Nosotros somos los vengadores de vuestra muerte, de las penas y los dolores que os causaron…” “Así fue su despedida, cuando ya habían vencido a todos los de Xibalbá… Lugo subieron en medio de la luz y al instante se elevaron al cielo…”
Virgilio Rodríguez Beteta en su artículo: “los fundadores de la civilización maya y el Código de Hunahpú”…en: Revista Cultura: ministerio de educación, 1963. pp 21 afirma:
“Y esta forma de inmortalidad se repite y perpetua aún hasta los tiempos históricos quichés, y en la misma forma se despiden y asciende al cielo las alma de los cuatro jefes que los acaudillaron en busca de sus antiguos lares a orillas de los ríos y montañas que se desprenden del grandiosos macizo llamado hoy Los Cuchumatanes..

novela La primavera salvadoreña, recuerda España (17)



César Ramírez,Caralvá

Día 16 (8 días antes del 10 de mayo)

Notas marginadas…

Durante 1979 acontece un Golpe de Estado, acompañar los movimientos era una rutina solidaria.
Vivimos en la nación de sorprendentes cambios, si eso acontecía en las grandes esferas políticas, entre las multitudes cada uno tomaba su propio camino, era curioso, con nuestros 20 años pensábamos como viejos de 60, era natural ¿para qué esperar tanto? Tanta naturalidad aterraba a nuestros padres..
Durante aquellos años decidimos como unidad médica y ayudar en las manifestaciones sociales era involucrarse, nuestra voluntad era simple, asistencia médica.
Era la acción más cristiana del mundo.
Así compartimos los graves momentos posteriores a la toma del Ministerio de Economía y luego el Ministerio de Agricultura.
No permanecimos dentro, pero aquello en realidad era una acción que atentaba contra la libertad de los empleados estatales.
Afortunadamente no aconteció ninguno incidente grave.
Sucedieron bailes y fiestas dentro del ministerio.
En realidad acontecieron actividades que pretendieron disimular la tensión interna, pero esas acciones fueron dirigidas contra la Primera Junta de Gobierno que integró lo mejor de la intelectualidad salvadoreña, luchar contra esa junta fue el peor error de la izquierda, el movimiento era ciego.
En ningún otro momento esta posibilidad se repitió.
Durante esos meses de octubre a diciembre, se vivió una relativa tranquilidad, no obstante la izquierda no lograba consolidarse, pero la derecha con el ejército y el sector más beligerante logró derrotar a las fuerzas moderadas y en poco tiempo todo cambió.
Un Golpe interno había culminado, el sector represivo del ejército se consolidó y eliminó a las fuerzas democráticas, dentro de las fuerzas populares apenas habían cambiado un par de apariencias.
Era obligación integrar una organización revolucionaria, quizás era el único pasaporte a la vida.
La renuncia de la Primera Junta General y el exilio de otros, se debió al asesinato de los dirigentes de FDR, aquello era terror, con tantas muertes y nosotros pensando que la revolución pasaba por nuestros zapatos, poco a poco la muerte esta a tu lado más cerca y más.
Emilio palpa el dolor de la represión…

novela La primavera salvadoreña, recuerda España (16)




Caralvá

En la autopista han colocado un anuncio: “se acepta ripio y tierra”, desde entonces cientos de camiones van forjando un muro que se levanta poco a poco como frontera blanda, con cientos de colores y fragmentos de un gigantesco óleo.
Vivimos en las comunidades llamadas: El Cañito y Las Brisas, sobre nuestras espaldas caen cortinas de desechos por mandato de los potentados, dueños del borde opuesto.
Al fondo de las esperanzas fallidas, en el último sitio de la desesperación vivimos nosotros. Somos una comunidad pobre, en realidad pobre, nuestra fotografía refleja un tiradero de escombros, bajo los cuales una quebrada geográfica dibuja un riachuelo, que enfrenta un inocultable muro.
Hacia el Suroeste al lado de las familias ilustres existe un moderno sitio de recreo con caballerizas que recuerda la división de las “aceptadas” realidades sociales, ahí se ejercitan semana a semana en el deporte del hipismo los señores que fabrican muros de tierra de este lado del tercer mundo, al otro lado ellos se divierten montando sus potros de primer mundo.
Acá no existe la pobreza, existe esa condición de abandono, acá se llama ajuste estructural y nosotros somos la parte más ajustada de esos planes.
No ignoro mi destino, uno le hace frente a todo, con la misma intensidad del sol, bajo las penumbras de esta sociedad feroz.
Me engaño al pensar que mañana será diferente, el mañana no existe, solo existe frente a nosotros ese gigantesco muro de tierra.
Sobre el térreo horizonte de nuestras comunidades, se acumulan toneladas de desechos formando una gigantesca portada de revista abstracta; de los restos que caen sobre nuestras casas he recogido un documento errante, en el cual puedo leer el nombre de Paul Gauguin, firmando un cuadro: “Visión después del sermón”, este cuadro tiene colores similares a los que explotan frente a nuestras casas.
Vivimos en el culo del mundo consumista, rodeados de tierra y desechos; he recogido fragmentos de algunas revistas y libros sagrados, ejemplares carcomidos como uno llamado “El Rebelde”, instrumento oficial de una organización clandestina con sueños revolucionarios, este pequeño documento detalla muertes juveniles armadas y martirios contra la dictadura, documentos inspirados a la luz de los ideales estalinistas, son restos ideológicos que siguen las huellas del mundo: en las pasarelas de los basureros municipales, rellenos sanitarios o muros marginales.
Vivimos frente a un paredón que en su alma encierra un microcosmos urbano, coexisten la descomposición social y símbolos abandonados, aquello connota un destello dominante…la revolución ha muerto. Los despojos del panfleto llamado: El Rebelde, que en otros días era un honor leerlo, ahora solo es parte de una breve historia desechada por algún desilusionado lector coleccionista, que perdió la fe a fuerza de golpes históricos de diálogos-negociaciones y asesinatos entre líderes históricos…pensar que poseer ese panfleto durante la guerra civil significaba la muerte instantánea y ahora es solo basura.
El “relleno de ripio y tierra” tiene como objetivo valorizar una extensión urbanizable a cualquier costo, es un mal hábito medioambiental que recuerda otras profundidades sociales de miles de ciudadanos. Como en cualquier democracia del mundo, las paredes de la ciudad hablan y los muros emergentes tratan de ocultar el paisaje de la pobreza, donde usualmente estamos nosotros, como fantasmas.
Acá conocemos el amargo sabor de la tierra, paladeamos su densidad, su olor en descomposición orgánica, su maleable condición fronteriza entre la vida y la muerte, lo útil y lo inútil de símbolos en otros tiempos heroicos.
Hoy llegan tractores y máquinas pesadas que comprimen toneladas de ripio y tierra, nuestra visión está erizada de símbolos fragmentarios pero el conjunto es una torre de vigilancia que nos ausculta desde su límite.
La basura nos conduce ineludiblemente a emociones y fatalismo, hay una obra colectiva en crecimiento, un concierto maloliente y fragmentado, que lleva a nuestra espiritualidad a distorsiones que chocan brutalmente con la realidad de un día para otro.
El olor del muro es frenético, lo llevo en mi, es mi segundo orden espiritual, me posee totalmente, ahí vivimos con mi mujer e hijos, hay sonidos rudos, clamores de la tierra comprimida, hay un ritmo monótono de tractores que comprimen a diario ese dique politonal, poco a poco va cambiando su forma, lo van moldeando las máquinas, aquél rostro fecal perverso y cuajado de efervescencia bacteriana, va adquiriendo un sentido vertical, como una extensa tapia de tierra multicolor.
La tierra acumulada posee tonos de plásticos, cementos, cerámicas, memorias inútiles, llena de fotografías que comunican superficialidad fría y ruinosa, acá no hay historia, simplemente es el fin de toda historia.
El señor del muro tiene un apellido ilustre, ha domesticado los desechos convirtiéndoles en falsas paredes de una muralla terrena.
El tiempo ha pasado, nuestras fronteras son: el muro de tierra y el cauce apenas insinuado del riachuelo, al mismo tiempo que ha crecido el muro, también han crecido nuestros hijos, por esta razón trabajamos muchas horas voluntarias para construir una pequeña escuela, la casa comunal y centros de reunión social, signos de una férrea voluntad de parecernos a los otros ciudadanos, con toda la seriedad que brinda la marginalidad de nuestra comunidad.
Un día de octubre, en plena temporada de huracanes, las estaciones de radio comenzaron una alerta de precipitaciones, poco a poco, la lluvia llegó con su ritmo intenso, llovía y llovía, el ritmo y la velocidad de esa música acuática era simple, cantaba en las paredes de nuestras casas una monótona nota irreverente y constante, fue entonces que el riachuelo, el despreciable afluente, mínimo en sus expresiones más emblemáticas, comenzó a crecer, crecer y crecer.
El riachuelo se convirtió en un formidable afluente, arrastrando el ripio del muro, arrastrando historias caducas y devociones devaluadas, sucedió que aquél muro prisionero y domesticado comenzó a liberarse de sus barrotes impuestos, se unían agua y tierra contra la comunidad, su alianza arrasaba: casitas, calles, jardines ornamentales y memoriales, centros comunales y todo… a su paso la correntada de lodo se impuso con categoría, aquello fue un amargo despertar a nuestros sueños urbanos, creímos que solo lejos de la ciudad ocurrían esos accidentes, que equivocados estábamos.
Así al segundo día de lluvia, nuestras casas estaban anegadas de lodo, nuestro pequeño paraíso que evocaba la felicidad, ascenso y la paz social, terminaba en desgracia, tristeza y exclusión, la tormenta se llevó todo, hasta nuestra visión del mundo que ahora yace en el lodo. El muro terminó como terminan las historias de los pobres, exactamente como un óleo de Gauguin: “la vida y la muerte” con ese sentido de orfandad, pena y tristeza de la última nota de aquella melodía llamada Luzia : “para que quiero llorar si ya no tengo a nadie quién me oiga”.

novela La primavera salvadoreña, recuerda España (15)



César Ramírez, Caralvá

Día 14 (10 días antes del 10 de mayo).

El siglo XXI anuncia en sus carteleras enfermedades incurables.
Unas de ellas son las ciudades que no duermen, otras las entidades que no descansan como los bancos: 24 horas, 365 días; existen otras que nos vigilan perpetuamente, sin miseria.
Sabía que esto no terminaría bien.
Un día despertaríamos plagados de males insospechados, la falta de sueño, la usura al infinito y tanta vigilancia nos llevarían directo al colapso, seguro a un resfrío planetario.
La historia ya no interesa a nadie, lo sabemos pero es un placer masticarla con sorbos de café.
Frases viejas de discusiones amargas, frases enfermas de siglos olvidados. Pero esta dolencia incurable destila argumentos artillados.
La guerra fría también produjo enfermedades con el mismo apellido.
Enfermos del resfrío despertamos en América Latina poco a poco, aspirando horizontes insospechados, pero todavía con calenturas del siglo pasado. De enfermos es calificar ahora a las personas en términos fríos, cuando sus creadores abandonaron esos términos hace muchos años.
Por alguna razón más liberadora que esclavizante, es un deleite borrar “antiguas” anotaciones, citas que en un tiempo las consideraba banderas inocultables, tiempo después…

Jorge Luis Borges: “Quienes dicen que el arte no debe propagar doctrinas suelen referirse a doctrinas contrarias a las suyas”.

Años después: “Quienes dicen que el arte no debe propagar doctrinas suelen referirse a doctrinas contrarias a las suyas”.

Octavio Paz: “La búsqueda de un futuro termina siempre con la reconquista de un pasado. Ese pasado no es menos nuevo que el futuro: es un pasado reinventado”.

Pero con el dulce acontecer de las temperaturas y el olvido de los males respiratorios, un día hice lo propio: “La búsqueda de un futuro termina siempre con la reconquista de un pasado. Ese pasado no es menos nuevo que el futuro: es un pasado reinventado”

Que condición tan extrema.

Mis banderas ya no eran más.

Resfriado en realidad, invocaba mi destino naturalmente tropical, mi propio signo y toda la comprensión por mis banderas rotas, mi camino contenía la respiración al identificarme en la jungla.

Feliz muerte feliz.

Me libero de mi caverna… caverna liberada.

novela La primavera salvadoreña, recuerda España (14)





César Ramírez, Caralva

Día 13 (11 días antes del 10 de mayo)

Me encuentro con libros del siglo pasado, el más pasado de los siglos..
Sus poemas con nostalgia a tranquilidad sangrienta, con cinismo al nombrar mulas, carretas, charcos, monedas de plata, pan dulce y fusilamientos industriales.
Tienen pedazos de almas selectas, con voz a guitarras y prados, polvorientas veredas y el sexo más candoroso imaginable, el que atrapa piel con piel… el básico.
En ocasiones los poemas y relatos son fascinantes, con abuelos transatlánticos pero aventureros. Libros con secuencias del presente, fechados ayer, historias delirantes que hablan de mis pasos, -pobre de mí-, siempre llegando tarde incluso a mi propia historia.
En estos días de primavera por cualquier razón recuperas la memoria, claro que no es una acción exclusiva estacional, solo recurrente en primavera, especialmente por las masivas enfermedades tropicales.
La rebelión de un virus H1N1 evoca tantos malos espíritus como Dante en el infierno.
Algunas deidades tienen por objetivo recordarnos nuestra mortalidad más próxima, pero los mismos libros nos hablan de guerreros que resucitan.
Asistimos a eventos jamás observados, una pandemia que cruza los mares y fecunda núcleos de virus sobre las naciones, el canto de la muerte sobre las poblaciones como campana que todos escuchamos y alertas mundiales que desnudan nuestra intemperie.
La humanidad pasa por estos fenómenos cada cierto tiempo, ahora parece que esta condición viral pretende acabar con todos, estamos indefensamente protegidos por nuestra razón y estas enfermedades al menos tienen una virtud insospechada, provocan la unidad de las naciones como pocas veces en todos los tiempos, un virus invoca el sentimiento más primitivo de la humanidad: la solidaridad, el reconocimiento entre iguales, la comunión de la especie en peligro, el instinto de supervivencia.
El idioma común es la cooperación y con dolor observamos las muertes en México, Estados Unidos y otras naciones.
Quizás este virus nos ayude a comprender que no importa si una nación es más fuerte que otra en diversos aspectos, un solo virus es capaz de destruir cualquier proyección de las naciones más arrogantes, es tiempo de comprender que la cooperación entre las naciones es la respuesta a la enfermedad viral y a la peste de la pobreza.
En siglos anteriores han ocurrido epidemias similares, pero no existía cooperación ni ayuda internacional, ahora al menos los esfuerzos pueden coincidir hacia las zonas más afectadas.
Si los viejos libros hablan de mortandades por fusilamientos militares, de cadáveres flotando en ríos navegables, de restos humanos apilados como trozos de madera, con ese dolor palpitante y sonoro con sus reclamos, ahora del pasado solo quedan los números desastrosos, ahora la información tranquiliza un poco la imaginación.
No es el fin del mundo, es el fin del asilamiento social de las naciones, es el inicio de la comprensión global por una sociedad de naciones plenas de cooperación, no solo ante el infortunio, también ante un nuevo mundo pleno de solidaridad.
Y ese viejo texto que invoca mi (nuestra historia) tiene al menos el signo reconfortante del que venció a la muerte.

novela: La primavera salvadoreña, recuerda España (13)





César Ramírez, Caralvá

Día 12 (12 días para el 10 de mayo)

Martes y hace calor.
Bandas de calor flotan sobre la ciudad, mientras el virus de la Gripe Porcina acecha nuestros pulmones.
Recorro el día bajo signos de pantallas digitales hipnóticas.
Nadie muere aparentemente entre nuestros horizontes, solo envejecemos con calor.
Avanzo hacia cualquier punto sin olvidar mi fragilidad laboral, como todos vivimos expuestos a la cesantía, bendita maldición capitalista, pero la aceptamos, no existe alternativa.
La primavera sigue vigente, soy un potro en la llanura.
Tengo ese destello de soledad en mi horizonte, a pesar de clamar por un nuevo cielo, solo escucho el paso del sol y en ocasiones no escucho nada.
Tengo esa sed de competencia y clamor en mis venas, le reclamo al recuerdo, extraño también reclamo a cientos de imágenes que no existen más, que manera de perder el tiempo con imágenes que no pueden beberse en la quietud de un libro.
Veo los resguardos de mis folios abandonos y escribir al menos no me recuerda a personas, sino al sabor de pequeños éxitos con acentos en las vocales…acciones insignificantes y gratuitas, acciones irrenunciables para estar en paz…ahora.
Viejo marinero, viejo cuento sin un mar que te encuentre.
Pronuncio nombres y a lo mejor es parte de un poema, como a principios de otros siglos que consideraban la palabra un poco más que la palabra.
Acontece que iniciar este camino tiene un destino irrenunciable, trabajar y esperar… ¿esperar?, si, no dejar de trabajar.
Es primavera.
Tiempo de abrir las ventanas para incendiarse con las mañanas de abril, luego saltar al infinito y repetir cualquier palabra encontrada.

antecedentes novela la primavera salvadoreña, recuerda España (12)



César Ramírez, Caralvá



Génesis: Palabras bajo control

Del territorio extinto de mis imágenes (sonoras) insoladas por el tiempo, el tañido de algunas palabras es inolvidable, especialmente cuando te piden: “hablar” (léase escribir que es otra forma de gritar…la vida).
En algún sentido repetían mis interlocutores la antigua sabiduría de Sócrates: “habla para que yo te conozca” pero así era, en mi infancia quienes pedían mis palabras eran mis padres y luego mis maestras y maestros. Por cierto en Misa nadie pidió mis palabras, mis frases infantiles como las de millones de fieles eran tragadas por el absoluto silencio, a pesar que siempre teníamos vocales adecuadas durante todo el acto litúrgico, en siglos nadie ha pedido las voces de los fieles y así continuará por los siglos de los siglos. Aquellas eran palabras de otros para nosotros.
¿Por qué a los chicos les piden recitar? : Dos alas, ¿Quién tuviera dos alas?... “Es porque un pajarito de la montaña”, “la noche está estrellada y tiritan los astros a lo lejos”, “Manos las de mi madre, tan acariciadoras, tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras”… de nuevo la receta parece la misma, de otros para nosotros.
Hasta cierta edad descubres otras palabras, como en la carretera de la vida, hay curvas, rectas, caminos sinuosos, las estaciones del año en franca pelea por eternizarse en un día; vano esfuerzo. Encontrar palabras no significa que son absolutamente “nuestras”, en algunas ocasiones las palabras son aplicadas como armas de destrucción masiva, especialmente contra todo el ritual sagrado o contra los chicos y chicas que no coincidían con el peor de los marrulleros del barrio, sin anotar otras exclamadas en plenos recorridos de calles o sitios alejados de los sagrados rituales.
Cierto día algunas palabras surgen como pequeñas fuentes sin razón o a petición de configurar una pequeña escala de palabras, sin más sintonía que un acto devocional. Palabras rituales, coplas infantiles, pequeñas plantas sin raíces que emergen de una simple hoja en un cuaderno escolar, que por cierto nadie cree que son propias a pesar de la insistencia, entonces ocurre que las plantas retornan a su mundo subterráneo y florecen hacia el interior con otras alas, en silencio, calladas, sigilosas.
Durante años nadie pide tus palabras, porque el mundo roba tus imágenes. Es un lujo de silencio impuesto, porque el mundo tiene todas las palabras y todas las respuestas. Cierto día aquellas pequeñas germinaciones de plantas olvidadas, crecen alimentadas por las nocturnas lecturas de los ahora innombrables y detestables clásicos, todo el olimpo, todos los marfiles filosóficos del arte greco latino, pasando por algunos gigantes del siglo XVI al XX en letras, ellas explotan en algún jardín interior apacible y privado. Te encuentras con la verdad. Palabra.
Solo (a) con esto del género uno no sabe cuando ofende sin ofender. Solo de nuevo anotas tu diario, tus palabras, la confesión del presente en ese presente.
Nadie pide tus palabras, pero la rebelión llega desde las calles, contra la dictadura, contra el mal, contra tu universo silencioso. De pronto hablas inglés con la misma intensidad que los mejores rockeros. La vida te exige tonos extraños pero comerciales, te dicen que los tonos anglos son parte de tu comercio privado, con el inglés nadie podrá detenerme ¡juras!: “Like A Rolling Stone” Bob Dylan. Pero eso era antes, ahora debes aprender mandarín.
Nadie pide tus palabras, hasta que un día tu jardín comienza a poblarse de rosas, tulipanes, ceibas, pinos, maquilishuat, uno que otro chichicaste, el jardín del Edén está ahí, con Adán y Eva, evidentemente desnudos y sin mojigaterías, ellos naturalmente tienen sexo y mucho, deben poblar otra tierra… aún no han comido la fruta del árbol prohibido.
Anotas detalles de aquél jardín con claros signo de exportación.
En tus cuadernos privados, tienes la voz de los clásicos, Miguel de Cervantes, Jorge Manrique, Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío y otros de colección, resulta que la métrica es universal, pero no las imágenes, ni las palabras, entonces con el tiempo comprendes que esa voz no es la propia, ni te escuchas, no eres ellos, no eres nada.
Pasa mucho tiempo…pero mucho… aunque sigues anotando en el margen de tus cuadernos secretos, solo al margen. Que la vida no se detiene porque solo repites las palabras de otros.
Pero cuando han pasado décadas, escribes desde otros escritorios personales y lees porque la facultad del hallazgo está entre varios cientos de autores, los cuales son casi tus maestros espirituales, con los cuales existe el nexo de la palabra, poco a poco, el jardín se prepara para la primavera, ha pasado el invierno de la voz.
Un día los clásicos connotan un pequeño espíritu para colorear el horizonte, un pequeño destello te permite observar el universo de otra forma, puedes romper el horizonte en fragmentos y conservar la unidad, la voz ha llegado.
Eso es el principio. El desierto derrama agua sobre los pasos de tu búsqueda, estás transformado en palabra. Ahora puedes leer un pequeño cuento y tu diminuto foro congela su respiración, lees y las palabras pronunciadas están escritas en sus espíritus, puedes creer que el legítimo encuentro acontece entre el más humilde de los escritores y el universo con sed de leer (te).
Ahora escribes desde el desierto, sin preocupación, escribes bajo el legítimo esfuerzo de invitar al mundo a caminar en el verbo, entonces tus sueños se reproducen en cualquier documento escrito y distingues entre las palabras… las tuyas, eso te hace feliz y compartes con todos la comunión de otro mundo.
Tienes una espada formidable al cinto: tu voluntad.
Después de muchos años inicias otros combates, al extender tus alas de dragón.
Entonces puedes escribir las mejores palabras azules, convertirlas en el sonido del canto gregoriano y pintar sus destellos dorados con terminaciones verbales secretas, pero puedes pronunciar el nombre de Dios… con tu voz original.

Tu voto por La Primavera

Y nuestros riesgo potenciales

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César Ramírez, Caralvá

Día 10 (14 días antes del 10 de mayo)

Del Concurso Novelas On-line, Corte Inglés y Book and You.
Y cuando esta condición termine seremos un poco más globales.
Quizás más pobres.
La literatura también se somete a extremos interactivos insospechados hace pocos años, el desafío son los medios informáticos, acceder a ellos es el problema.
El humilde trabajo de escribir se convierte de pronto en una ventana al mundo desde tu propia residencia, donde quiera que te encuentres.
Es una exposición mediática de obras en una larga cartelera o si lo deseas en una larga pasarela con autores que jamás cruzaremos palabras o veremos sus rostros en nuestros modestos cafés latinoamericanos.
Al final del concurso novelas on-line podemos terminar en nada, solo con egos muy lastimados.
Tengo la idea que un concurso de esta naturaleza cambia la visión de un “jurado calificador” o la iniciativa de publicar una obra tradicional (proponerla o imprimirla por medios propios) esta condición cambia estos modelos porque expone ante innumerables lectores la obra, a lo mejor es ingenuo ¿pero qué más puedes hacer ante la globalidad? Confieso que he comunicado a todos mis amigos y amigas esta iniciativa, si también he pedido su voto en la red.
En realidad a los autores y autoras que compiten en este evento mi reconocimiento por su valor y… desesperación. Es un gran consuelo compartir con ustedes esta “extraña experiencia”, llena de buen humor por cierto. Nuestros modestos sueños por publicar: “una novela” es inocultable.
La tradición indica que uno envía la obra a un concurso y luego de un largo pero angustioso silencio, se anuncia con bombos y platillos un ganador, ahora con un simple clic puedes ver la diferencia del líder y tu obrita… gigantesca por cierto, 70 versus 3000… Dios Mío, ¿qué es esto? Una competencia entre yates versus canoas o autos “fórmula 1” versus bicicletas… aunque algunas amigas me consuelan: ¡tienes más de lo que imaginé!... aplausos..
Y cuando termine el 10 de mayo..

Podré repetir aquellas palabras de Jaime Sabines

“Igual que los cangrejos heridos
que dejan sus propias tenazas en la arena,
así me desprendo de mis deseos,
Muerdo y corto mis brazos,
Podo mis días,
Derribo mi esperanza
me arruino.”

Al final reposo un poco… me tranquilizo y les saludo queridos lectores…. Por ahora continuemos.
Nuestra aventura virtual.
Es una pasarela literaria que coloca a muchos autores (a) en una secuencia de títulos.
Imagen.
Trabajo individual
Desesperación.
Hasta el más humilde acto de “pedir un voto” virtual.

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César Ramírez, Caralvá

Día 9 (15 días antes del 10 de mayo)

La primavera salvadoreña será incluyente, veremos el renacimiento de nuestra Historia en la Historia.
Los iniciales españoles que arribaron a mesoamérica encontraron un idioma de perfecciones similares al griego clásico, con una construcción tan ceñida a la lógica gramatical como la del alemán moderno….así reseñó Pedro Geoffroy Rivas, las características del idioma Nahua.
Muchos españoles dedicaron sus vidas al estudio de este idioma, nombres como: Fray Toribio de Motolinía, Fray Pedro de Gante, Fray Andrés de Olmos y el notable Fray Bernardino de Sahagún que dedicó sesenta años a recopilar y traducir las obras de los pueblos originales.
En el artículo: “La poesía Mágica de los Nahuas ” Pedro Geoffroy Rivas escribió: “Pueblos extraordinario, aquellos pueblos nahuas que a partir del siglo VII de la Era Cristiana se desbordaros sobre América Media en sucesivas oleadas. Pueblos de un empuje vital no superado hasta ahora por ningún otro pueblo de la Tierra. Pueblos imagineros, de alto pensamiento mágico, que recorrieron la mitad del Continente, a lo largo y a lo ancho, poblando de suelos el ambiente, transformando en vivido misterio del cotidiano acontecer. Pueblos de salteadores magníficos, de ladrones y depredadores geniales que caminaron desde el corazón de la América Arida hasta el istmo de Panamá, apoderándose de dioses y piedras, haciendo suyas mujeres y leyendas, enriqueciendo su acervo material y espiritual con joyeles y esmeraldas, con manos y penachos de plumas prodigiosas, con mágicos ritos y cantos y poemas de asombro”

Xippe Totec Icuic

Yohualli Tlahuana, Iztleican timonenequía
Xiyaquimitlatía teocuitlaquimitl
Ximoquintiquetlohuía.
Yohualli tlahuana, ti Xippe Totec.
Tleica in timonenxequi, inimozuna,
I timotlatía, tleica in amoquiahui,
Teocuitlaquemitl xicmoquenti.
Maquiahui mahualauh in atl.
Notehua chalchimama tlacoapana itemoaya.
Ay quetzalahuehuetl, ay quetzalxihuicoatl,
Nechiya iquinocauhquetl, ohuía.
In tinoteuh, otemoc in mauh, ohuala in mauh.
Ay quetzalahuehuetl, uetlaquelpatía,
Yetlaxoxohuía, yexopantla.
Ca yeotechcauh in mayanalistli.
Maniyahuía niahuía polihuis.
Niyoatzin achalchiuhtla noyollo,
A teocuitlatl nocoyaitas.
Noyolzehuitzquin tlacatl achtoquetl
Tlacuahuaya otlacatqui
Yautlatoaquetl ohuía.
Notehua centleco xayailihuis
Tzonoa iypatzin motepeyochpa
Mitzhualitta motehua,
Noyolzehitzquin tlacatl achtoquetl
Tlachuaya otlacatqui
Yaxuatlaxtoaquetl ohuía.

Invocación a Xipec Totec

Ponte la túnica de oro,
Oh Bebedor Nocturno!

Que descienda a la Tierra
tu agua de piedras preciosas.
Que el ciprés de la ofrenda
se convierta en quetzal.
Que baje hasta nosotros
la Serpiente de Fuego.
Que la tierna planta del maíz
no sea quemada y destruida.

Verde es mi corazón
como el jade precioso.
Verde es mi corazón,
pero he de ver el oro
cuajando en la mazorca.
Verde es mi corazón
que tiembla jubiloso
esperando que nazca
el Caudillo de la Guerra.

Ponte la túnica de oro,
Oh Bebedor Nocturno!

Que el maíz fructifique
y el oro de lo granos abunde.
Yo me inclino ante ti,
oh Bebedor de la Noche!
Me arrodillo y te invoco
frente a la montaña
que guarda tu esmeralda.

Grito tu nombre
hasta alcanzar los astros.

Xipe Totec! Xipe Totec!
Ha nacido el Caudillo de la Guerra!.

(Versión de Pedro Geoffroy Rivas)

Es primavera salvadoreña… El tiempo saluda a las letras mesoamericanas y recuerda aquellos hombres españoles que dedicaron su vida para salvar del olvido, las maravillosas obras de nuestros antepasados.